miércoles, 27 de agosto de 2008

Cinco meses de trabajo en Cali...

Hola a todos. Bien, como se habrán podido dar cuenta nos hemos quedado varados en Cali. Y no varados en el mal sentido. Estamos aquí, trabajando, Shinji y yo. Dado que algunas persona sí leen este blog (increíble, ¿Cierto?), una empresa nos hizo una oferta que no pudimos rechazar y decidimos quedarnos unos meses en Cali trabajando en algunos procesos de consultoría. No era nuestra intención quedarnos en Cali por tanto tiempo, pero fue una decisión que pudimos tomar dado que el tiempo para cumplir con nuestro objetivo viajero no nos interesa en este momento.

En general, para la mayoría de las culturas no occidentales (incluyendo los indígenas occidentales) el tiempo es un concepto muy alejado de nuestra concepción habitual. El manejo de este factor en los proyectos empresariales de nuestro medio parece ser una prioridad. Sin embargo, no tiene porque serlo. Claro, hay fechas con las cuales cumplir. Las famosas "deadlines" nos persiguen. Tenemos una fecha límite para entregar nuestros pedidos, hacer llegar nuestras cotizaciones o entregar un proyecto. Quienes hemos trabajado con licitaciones sabemos lo crítico que puede llegar a ser el factor tiempo. Pero al tiempo se le teme si en lugar de controlarlo, le permitimos que nos controle.

La capacidad para convertir la "variable tiempo", en la "constante tiempo", es lo que hace que las culturas no occidentales puedan hacer prioritarias otras preocupaciones. Para Shinji hay muchas maneras de medir el tiempo. En Japón utilizan el calendario gregoriano (el nuestro) "apenas" hace unos 140 años aproximadamente, por lo se conservan aún muchas tradiciones respecto a la medición de los días y los años, provenientes del Japón feudal. Así que es posible ver que en algunos documentos oficiales y cartas solemnes se utiliza el sistema de nengo, en el que los años se cuentan de acuerdo a la aparición de los emperadores. Parece algo muy remoto, pero no; el sistema se utiliza en muchas aplicaciones comunes como la fecha de caducidad de los alimentos. No es raro verlo por ahí y pues claro, a los occidentales nos pone a contar con los dedos de las manos.

Las horas del día también parecen ser diferentes. Miren por ejemplo el cartel de la izquierda tomado de un blogger japonés. ¿Ven la hora de cierre del establecimiento? Las 25:30 y les aseguro que no es un error...

Mediante la adopción de un sistema estándar de procesos y sistemas de manufactura las empresas tratan de convertir la variable tiempo en una constante. Sin embargo, las demoras imprevistas pueden aparecer y la perfección puede venirse abajo con apenas el soplo de una vela.

¿Serviría entonces tener un sistema múltiple de organización de tiempo? ¿Podríamos construir un reloj interno organizacional que nos permitiera cumplir con el calendario externo a pesar de los problemas y las demoras? Todo un reto logístico al parecer de cualquiera.

Sin embargo, existen muchas maneras de generar relojes internos: Planeación y programación de las actividades de mantenimiento, anticipación de demoras en procedimientos, automatización de la producción, etc, etc. Sí, usted puede demorarse. Es una probabilidad bastante alta. Es más usted tiene derecho a demorarse. Sin embargo, dicha demora debe ser transparente para su cliente. No incluir los periodos de espera y demora en su planeación del trabajo hará que su imagen ante el cliente caiga rápidamente. Se volverá incumplido y de mala gana lo volverán a llamar. Entre sus plazos de entrega y condiciones de trabajo incluya siempre sus periodos de demora. Periodos bien calculados y que le permitan manejar situaciones difíciles.

Organice su reloj interno.

Debe tener cuidado. Tiempos de espera y demora demasiado amplios pueden poner en riesgo la eficiencia de sus procesos y corre el riesgo que el sistema lo traicione. Se asume que usted es un conocedor de su empresa, de su personal y de sus procesos. Ponga esa experiencia al servicio del cálculo de los tiempos de demora.

No permita que la negociación del tiempo se salga de sus manos. No piense sólo en dinero a la hora de negociar. Recuerde que time is money y es usted quien va a desarrollar el trabajo. ¿Le han solicitado imprimir 10 mil folletos de un día para otro y a pesar de todos los esfuerzos que se le puedan ocurrir no va a poder cumplir? No acepte. Sea valiente. Decir NO en los negocios es una respuesta válida aún cuando haya una necesidad económica imperiosa. No se deje arrastrar por los números, su reputación es algo que ningún dinero podrá comprar.

Esté preparado anticipadamente. Mida su capacidad de producción y evalúe los escenarios. ¿Cumplir con la fecha de entrega le significará sobrecostos? ¿Tendrán esos sobrecostos una recompensa estratégica? ¿Enganchará al cliente? ¿Corre el peligro de perderlo para siempre?

Aprenda a sacar ventaja de decir no. Sea estratégico. Si debe decir no, aclare las circunstancias inteligentemente. Muestre sus fortalezas y exponga su sentido de la responsabilidad. Muestre sus altos niveles de cumplimiento y sobre todo ofrezca una opción que usted sepa que es viable.

Shiji acaba de llegar a la oficina... ¡¡¡tarde!!! Los dejo, voy a preguntarle al taka-taka qué le pasó. Por mucho que lleve en Colombia, este muchacho no se ha acostumbrado ni a llegar ni a que le lleguen tarde. Algo debió pasar... mañana les cuento.

domingo, 6 de abril de 2008

From Cali, Colombia


Bueno, llegamos a Cali hace un par de días. Para nuestros amigos que no han venido a esta maravillosa tierra llamada Colombia, publicamos un mapita para que se hagan una idea de dónde estamos.

El viaje estuvo bien y los buses cómodos. Es mi primera vez aquí y hay algo que sí quiero confirmar. Una canción muy popular en este país dice que las caleñas son como las flores... pues se quedó corto el autor. Las mujeres de aquí no son hermosas, sino hermosísimas.

En breve les relato las cosas que nos han pasado... nos vemos luego

jueves, 3 de abril de 2008

Estamos listos?

Ahora, con más calma luego de lo que les comenté en la entrada anterior, Shinji y yo estamos listos para partir. Sin embargo, luego de la emoción de la vez anterior las cosas ya no parecen igual. La decisión está. El ánimo es bueno. Pero ayer nos asaltó una duda, seria, grave: ¿realmente estamos listos?

Aunque parezca contradictorio, empezar esta empresa no consiste tanto en tener el dinero, las maletas listas, los tiquetes comprados, haber planeado el itinerario o haber hecho los contactos en un par de paises de los que vamos a visitar para obtener un poco de ayuda de los amigos que allí se encuentran; la cosa es más bien interior, nuestra, de lo dispuestos que estamos a avanzar sin remedio (retroceder de ser necesario, esperar si toca, pero no abandonar).

Hemos preparado todo (dentro de nuestra experiencia y metiéndole toda la ingeniería y la logística del caso), incluso llevamos hasta antigripales desde aquí, pensando en los paises donde no los podemos comprar, pero la pregunta interior, muy en el fondo es la misma: ¿estamos realmente preparados?

No es una duda que no nos permita avanzar. En el mundo de los negocios, y en especial cuando un joven emprendedor con escasos recursos empieza su propia empresa, hay un temor, que no se expresa, de que algo salga mal y no se cumpla la meta. Lo que es peor, hay también miedo al fracaso, a la quiebra, al error.

Después de la emoción inicial, muchos jóvenes caen presa de ese sentimiento y luego de un par de pasos se detienen, miran hacia el camino que van a recorrer y prefieren detenerse, parar. ¿Para que voy a iniciar mi propio proyecto si ya hay tantos funcionando? ¿No sería más cómodo unirme a una empresa como empleado y gozar de la comodidad?

El talento de este joven, que no ha dejado de ser emprendedor, sino que ha adoptado una estrategia diferente y totalmente válida (satanizada por algunos "ases" del emprendimiento) ¿podría verse desaprovechado por la decisión de unirse como empleado a una compañía? ¿desperdicia su potencial por culpa de sus temores? ¿podrá disminuir su nivel de satisfacción propia?

Les dejo esas preguntas, para que las comenten.

Mientras Shinji y yo, poniendo toda nuestra confianza en nosotros mismos (y en Dios, somos muy creyentes los dos) nos estaremos dirigiendo hacia el terminal. Hoy, la aventura comienza, tengo mariposas en el estómago. Estoy emocionado, esperando que va a pasar.

Para quienes nos escribieron los mails de despedida gracias. A nuestros amigos que nos acompañaron antier en la reunión y que nos regalaron tantas cositas útiles, gracias (escribiré una entrada más adelante sobre eso). A Shinji gracias por la idea loca, atravesada, pero genial.

¡¡Vamos a Japón!! Reto a la vista: superar el invierno austral, llegar a Santiago en unas semanas. El recorrido es el mismo planteado. Esperamos sus comentarios, voces de ánimo y sus opiniones a los temas que exponemos.

Saludos del Taka Taka. Escribiremos desde Cali.

lunes, 24 de marzo de 2008

La muerte del papá de Shinji

Sip, el señor Tedeschi falleció antes de que pudiéramos partir. El hecho, que ha destrozado a Shinji, detuvo nuestro viaje por completo y el proyecto se aplazó de manera indefinida... hasta Abril. Shinji fue a Japón a rendirle honores a su padre, pero ya regresó y estamos dispuestos a volver a reiniciar. Según él, no hay mejor manera de honrar a su papá que hacer el viaje. Luego de arreglar algunas cosas de negocios, Shinji y yo avanzaremos a partir del próximo Lunes 31 de Marzo. Estamos seguros de poder pasar de Cali esta vez.

En los negocios y en la vida pasan cosas muy parecidas. Bien decía Senge que las empresas son seres vivos, sujetos a variaciones internas y externas, donde se presentan situaciones que hay que aprender a controlar, reduciendo las variables al máximo controlable.

Sin embargo, hay situaciones que hacen crítica la situación y como lo enseñó Tsun Tzu hace ya varios siglos: huir también es una estrategia. Shinji y yo, debimos entonces dejar de lado el proyecto. Pero se huye para reconstruir, adaptar, mejorar y continuar. Nunca para rendirse.

Ahora hemos retomado para avanzar, con un aliciente adicional... honrar la memoria del Señor Tedeschi.